Ante amenazas, sembrar y defender derechos y actitudes
Somos una sociedad bajo amenaza. Bajo amenaza de las ZEDEs, bajo amenazas de fraudes, bajo amenazas de la pandemia y bajo amenazas de represión y exterminio por parte de quienes conducen las Fuerzas Armadas.
Frente a este estado de amenaza, es muy conveniente evitar que nos atrape el inmediatismo y quedar a remolque de una agenda extraña a las auténticas necesidades y demandas de la sociedad hondureña de los pobres. Estar erguidos con la astucia y la frente en alto, con la mirada puesta más allá del cortoplacismo, es antídoto para no ser víctimas de quienes nos han robado la alegría.
Algunos derechos que hoy nos toca defender ante las amenazas. Hemos de defender el derecho a la libertad de expresión, ante la amenaza de ser cercenados por un modelo de dictadura en el cual delincuentes y opositores políticos y sociales serán vistos por igual como peligros para el orden establecido, y a quienes demanden sus derechos individuales y el derecho a la soberanía, se les meterá en el mismo saco y se les tratará como si fuesen delincuentes comunes.
Necesitamos defender el derecho al disenso. Querer que todo mundo piense y repita lo que se ha definido como línea oficial, no sólo atenta contra la libre circulación de las ideas, sino que es un abono para los autoritarismos. En toda esta coyuntura que se arrastra desde hace varios años, el movimiento de ideas y el pensamiento autónomo han tenido muy poca cabida, y quienes se han esforzado en sostener una palabra crítica e independiente corren el riesgo de ser aplastados por el engañoso pensamiento oficial.
Necesitamos proteger el derecho a defender las víctimas, a las personas y grupos cuyos derechos e integridad física han sido violentados, y esto supone el compromiso por poner en el centro de cualquier compromiso a las víctimas de las políticas públicas desacertadas o corruptas que se han impulsado a lo largo de las últimas décadas. Tiene que ver con la lucha contra la impunidad.
Necesitamos defender la actitud de apertura hacia los otros y otras que piensan distinto y tienen posiciones diversas a las nuestras. Es impensable que avancemos hacia un nuevo período político distendido mientras no exista apertura hacia los otros. Finalmente, defendamos la actitud de búsqueda, la que nos puede poner en un estado político de transición activa y movilizadora, y es garantía para impulsar nuevas propuestas que en lugar de autoritarismos, militarización y dictaduras, se sostenga en consensos mínimos en donde se incluyan las ideas y propuestas de todos los sectores para avanzar hacia la Honduras democrática e incluyente que hoy necesitamos sembrar.